Poemas de Felipe García

 

Felipe García.

 

Rosas Blancas

Existe un jardín de rosas blancas
en donde reina por siempre el alba:
tal es el arca de esencias gratas
donde la luna dejó su plata.

Evocan tantas lejanas noches
de serenatas y de ilusiones,
noches que sueñan con el ensueño
de enseñorearse de tus cabellos,
de su finura tan inefable,
- tus blancas canas - mi linda madre.

A lo sublime de tus afectos
yo quise darle pequeño exvoto;
por eso canto, por eso lloro
acariciándote los cabellos.

 

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Pensando en ti

Llueve en la noche… la medianoche de mis sentidos
y en la penumbra de mis paredes oigo latidos;
suenan como si fuesen cabalgaduras
que a cuesta llevan mis ansiedades y tus ternuras.

Veo tu rostro predibujado con leves trazos de carboncillo
en un papiro viejo… tan viejo… tan amarillo
que el sólo roce de suave mano
lo destruyera ante la angustia de su artesano.

Ambivalentes, mis pretensiones buscan tu labio
aunque rechazan de ti la nota en que va el resabio
con que me dices que no me quieres
sin preguntarte si, al ser sincera, tan cruel me hieres.

Llueve en la noche… la medianoche de mis sentidos
y en la penumbra de mis paredes oigo latidos;
suenan como si fuesen cabalgaduras
que a cuesta llevan mis ansiedades y tus ternuras.

Tierno secreto será tu nombre
que no revelo nunca, por hombre,
y sin embargo grito a los cielos tu descripción:
bello retrato de honda factura… mi bendición.

 

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Para el amor ausente

Para el amor ausente que a mi pasión condena
no he de desearle pena, ni llanto, ni dolor;
porque mi pobre vida todo lo da por ella,
por perseguir su huella, por alcanzar su amor.

Mas si el amor ausente que a mi pasión condena
no halla en el mundo dicha y escancia el desamor
si es su dolor la causa de que a mi lado vuelva
¡Yo he de desearle pena… y llanto… y dolor.!

 

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Nostalgia

Yo la besaba como se besa
con la mirada la luz del día,
era el remanso de mi tristeza
la turbulencia de mi alegría.

Tenía en mi alma su cuerpo preso
y sin embargo no fuí su dueño;
yo la besaba y aún la beso
en la nostalgia gris de mi sueño.

Tenía en mi alma su imagen presa
y sin embargo nunca fue mía
la que besaba como se besa
con la mirada la luz del día.

 

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Lucero y flor

Era en mi noche un lucero blanco
y en mi jardín la inocente flor;
era, de amarla, un fulgente lampo
- luz en mi cielo, brisa en mi campo -
tierno latido en mi corazón.

Pero una noche tomé un sendero
que me alejó de mi amada flor;
languidecido quedó el lucero,
perdí la luz de mi amor primero
y aún la llora mi corazón.

 

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La copa guinda

En la dulce copa de mi propia boca
tus preciados besos quiero atesorar
y una vez cautivos, presos en mi copa,
verterá tu boca purpurinas gotas
sobre mi ansiedad.

Tan sutil mirada viertan tus pupilas
que en las mías dejen su feminidad
y que para siempre sea tu boca linda
esa copa guinda, fuente inmerecida
de felicidad.

 

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Insensatez

La sensatez y el corazón no se conocen
siguen caminos paralelos donde estés,
porque tus labios prodigaron con su roce
a mis sentidos el vocablo insensatez.

Insensatez de apartarme de tu ternura
si al cabo vuelvo a mendigarte, amante fiel;
Insensatez de irme impregnando con locura
de tu perfume, de tus labios y tu piel.

La sensatez y el corazón nunca congenian,
jamás se tocan por la ruta donde vas…
y sin embargo, obsesionados, se la ingenian
para inducirme hasta tu boca una vez mas.

Insensatez de perseguir un imposible,
una quimera, una utópica ilusión
que en el glosario de las cosas indecibles
simplemente llamarémosle pasión.

 

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Dos besos para el alma

Del arte de los besos de tan sensual granada
no temo a los excesos, es más… no temo a nada
y quise conocerla, mi anhelo fue tocarla,
tan pródiga de perlas, tan roja y tan cercana.

Prendido a su embeleso ya no medí distancia
y me bebí dos besos, del cofre de tu alma,
de tu alma sempiterna dispersa en la fragancia
que se trocó en estrella e iluminó mi estancia.

Un beso fue el principio un beso fue nomás
el dulce precipicio al que salté sin más.

Y yo fui el otro beso que te embriagó las horas
con el sutil pretexto de acariciar tu boca,
y perturbé tu calma en el suicida intento
de acariciarte el alma, besándote por dentro.

Un beso fue el principio y un beso te entregué
en el carnal solsticio de tu alma de mujer.

 

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Tu nombre me lo callo

Tu nombre me lo callo, pues grita en cada letra,
suspiros que en el alma no supe amordazar,
y es voz conspiradora, palabra que, hechicera,
se yergue en mi guitarra, queriéndote alcanzar.

Tu nombre me lo callo y hablándote de amores
te entrego cantos nuevos tan llenos de pasión,
que gritan cada letra de tu adorado nombre,
¡Tan lindo que es el nombre que calla el corazón!

 

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Tu voz

Tu voz, que en la vorágine impensada
de dulces confesiones me seduce,
no deja imaginar cómo es tu cara:
en nítido retrato se traduce.

Te escucho en mi soñar y te confieso
que habita en tus palabras tal pasión,
que apuro de tu voz cual si de un beso
le dieran de beber al corazón.

 

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Hoy te recordé

Yo no quise recordarte;
pero hoy te recordé
y volvieron a mi frente
las espinas siempre ardientes
del rosal de nuestro ayer.

De un ayer que me condena,
sin razones, sin "por qué",
a arrastrar, como cadenas,
eslabones de poemas
que yo a ti te dediqué.

Y tu ignoras cuánto sufro
porque vives muy feliz
en los brazos de otro amante
que te dice en este instante
lo que yo quiero decir.

Y no quise recordarte,
más es tarde, yo lo se...
voy tejiéndote esta historia
donde anida en mi memoria
tu perfume de mujer.

Yo no quise recordarte
pero hoy te recordé.

 

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La serenata

Él suspiraba con un manojo
de rosas rojas bajo el balcón;
ella, arrobada cerró sus ojos,
humedecidos por la emoción.

Y entre murmullos de serenata
entrelazaron su corazón;
él imagina su hermosa cara
y ella lo mira desde el balcón.

 

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Vórtice

Esa mirada extraña
que asoma a tu pupila,
que besa tu pestaña
y enciende mi ansiedad.

Es cazadora experta
de estrellas y luceros,
que esconde tras la puerta
del aura matinal.

Por eso la mañana
desierta está de estrellas,
cuando abres la ventana
sutil de tu mirar.

Despeja el universo
con vórtice de fuego
para encenderlo luego,
de nuevo, en tu mirar.

 

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Frase

Y un buen día, sin pensarlo,
alguien entendió mi voz,
y hubo frases en mis labios,
y hubo besos… y hubo amor.

 

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Tus lágrimas

Sollozan los cocuyos
sus lágrimas de fuego
y en su nocturno juego
inspiran tu canción.

Estrellas son que sueñan
lumínicos antojos
que nacen en tus ojos
hiriendo al corazón.

Tus miradas esquivas
son presa inalcanzable;
sentencia inobjetable
de un juicio de ilusión.

No han de vivir lejanas
si puedo acariciarlas
con quejas de guitarra
y versos de pasión.

 

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Ni el silencio ni el sol

Dibujé sin atajos
con destreza tu talle;
con dulzura en los trazos,
me bebí sus detalles.

Y culparme no pueden
ni el silencio ni el sol,
pues no estaban presentes...
solamente el amor.

Fue un concierto de besos
que acabó en tu cintura
y te amé con exceso,
con fervor, con locura.

Me aferré con delirio
a tu espalda erizada,
preludiando suspiros,
y el pudor se hizo nada.

Con mis labios traviesos
fui hasta el sur de tu espalda,
ataviada de besos,
despojada de falda.

Fue un poema elocuente
que escribimos los dos
pues no estaban presentes
ni el silencio, ni el sol.

 

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Sueño y ausencia

Conjuremos al amor, morena mía,
con urgencia, con pasión, que el tiempo corre
y te sueño, sin dormir, durante el día
y tropiezo con tu ausencia por la noche.

Ya no sé si dibujarte con abrazos
o con besos en mi sueño más querido,
para hacerte realidad entre mis brazos
o en mis labios con ternura hacerte un nido.

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
Martes 21 de Marzo de 2017

 

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Besito de no sé qué

Besito de no sé qué
que tiene a mi alma embrujada
con su conjuro de miel;
beso de labio que embriaga.

Un día yo me tropecé
con su dulzura preclara
y desde entonces juré
que un beso no me faltara.

¿Quién no quisiera beber
un beso al borde del alma?
¿Quién no quisiera saber
lo que tus labios entrañan?

Que endulce todo tu boca,
cada latir de mi entraña;
besos en flor de esa rosa
que hay bajo de tu pestaña.

Por su dulzor ha de ser
muy bien nacido en la caña;
beso de dulce mujer
que no traiciona ni engaña.

Besito de no sé qué
que el corazón me demanda,
para endulzarme la piel
¡Y requemarme hasta el alma!

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Martes 14 de Marzo de 2017.

 

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Mujer

Porque Dios te hizo mujer
como culmen de sus dones,
y en su sabio parecer
te hizo fuerte como el roble.

Hizo a tu alma acariciante
con el néctar de las flores,
y un corazón calcinante
para defender tu prole.

Fascinante en tu belleza
y valiente a más no ser,
Dios bendiga tu nobleza…
que Dios te cuide… ¡¡MUJER!!

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Miércoles 08 de Marzo de 2017

 

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Tú y yo

Tú,
culpable de mis desvelos,
causante de mis suspiros:
me gustas cuando te miro;
te gusto cuando te celo.

Yo,
artífice de poemas:
de cosas bellas que inspiras,
me gustas cuando suspiras,
me encantas cuando me celas.

Y somos, en este mundo,
fragmentos de algo infinito,
de algo intangible, de algo profundo,
de algo inaudible, de algo exquisito;
porque el amor solo es amor
cuando tú estás conmigo…
porque el amor solo es amor
cuando yo estoy contigo.

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Miércoles 01 de Junio de 2008

 

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Repetición

Por mi alma acostumbrada a tus desdenes,
no supe cómo amarte, ¡Qué ironía!
Y hoy vamos por caminos diferentes,
cargando tu derrota y yo la mía.

Dios quiera y nuestras rutas no se encuentren,
no quiero revivir esta agonía,
¡Qué triste es comprender que hoy tú me quieres
como hace mucho tiempo te quería!

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
Lunes 27 de Febrero de 2017.

 

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Embrujo de luna

La luna me ha embrujado
y me hizo un verso de ti:
apuntes de un pasado
que se niega a morir;
romance retratado
en la canción que te escribí.

Era tu voz mi primavera,
tus ojos par de cielos,
tu boca mi ilusión;
y eras como la enredadera
tendiendo el terciopelo
de tus ramas en flor…
al corazón que te adora
que llama y que implora
tus besos de amor.

Escucha, vida mía,
la voz del corazón,
la dulce epifanía
de un bardo trovador
que te ama y que ansía
el milagro de tu amor.

Era tu voz mi primavera,
tus ojos par de cielos,
tu boca mi ilusión;
y eras como la enredadera
tendiendo el terciopelo
de tus ramas en flor…
al corazón que te adora
que llama y que implora
tus besos de amor.

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
30 de Marzo de 2014.

 

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Detalles

De tu suave pelo
que mece la brisa,
y del nácar tierno
que habita en tu risa,
cuando el sol desmaye
yo te haré llegar,
por cualquier detalle,
mi mejor cantar.

Tú mereces todo
lo que el alma siente,
pues tus lindos ojos
y tu boca riente
son reflejos fieles
de ese corazón,
donde guarda mieles
tintas en pasión.

Tú mereces todo,
tú mereces más…
¿Sabes que te adoro?
¡Bésame y sabrás!

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
07 de Septiembre de 2015.

 

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Postdata: te amaré

¡Qué carga tan pesada, un corazón,
si va lleno, tan lleno de recuerdos!;
si el sol que hay en tus labios se hace infierno
cuando me niega un beso redentor.

¡Qué amargas son las horas de placer
que tornan a mi mente mientras duermo!;
de amarga soledad hoy vivo enfermo,
pues tu alma de paloma se me fue.

Buscando en otras partes no sé qué,
jamás quisiste el nido que en mis brazos
con tanta devoción te dediqué…

y aunque por todas partes te he buscado,
de aquel amor tan sólo hallé pedazos,
me amaste, me olvidaste.. ¡Di por qué!

P.D.
…te amé, te sigo amando… ¡TE AMARÉ!

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México.
28 de Agosto de 2015.

 

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A pesar de ti

Voy a arrancar de este pecho insensato
el corazón que persigue tu amor,
sin comprender que lo haz hecho pedazos
en tu malsana y fugaz diversión.

Fui pasatiempo de un tiempo perdido
que dedicaba en hacerte feliz;
y es una lástima, hubiera querido
que sólo un día lo hicieras por mí.

Pero hoy la luna ilumina mis pasos
y el sol saldrá bajo el cielo turquí
ni más ni menos que ayer me alumbraron,

por eso quiero intentarlo por mí:
que he de arrancarte, pedazo a pedazo,
de un pecho que late… a pesar de ti.

José Felipe García Vargas
Mérida, Yucatán, México
27 de Agosto de 2015.

 

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